lunes, 15 de abril de 2013
Nuestro amor hermafrodita y gasterópodo será envidiado, Ramiro, que te lo digo yo. Dormiremos bajo el arco iris en cualquier hoja de lechuga, refrescando nuestros sudores pasionales con las últimas gotas de la lluvia, después de habernos babeado las caracolas con la más ardiente pasión. Pasearé derramando toneladas de babas que tú besarás a mi paso y nuestros ojitos se entrelazarán en un baile ralentizado que sacudirá de celos todo el reino animal. Nos filmarán en nuestra cítrica casa de verano para el Nathional Geographic y revelaremos nuestro porte por todas las pantallas televisivas del mundo como muestra del grandísimo poder de los instintos. Ay Ramiro, vida mía, me corro sólo de pensarlo.
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