lunes, 15 de abril de 2013

Destino de caballero




Es extraño pensar que llevo un mes sin verte. He visto la luna nueva... pero a tí no, he visto atardeceres y amaneceres, pero ni sombra de tu bello rostro. Los añicos de mi corazón roto son tan pequeños que pasarían por el ojo de una aguja. Te añoro como el sol añora a la flor, como el sol añora a la flor en lo más crudo del invierno. En vez de dirigir su luz a la bellaza, el corazón se endurece como el mundo cogelado en que tu ausencia me ha sumido. La esperanza me guía... Es lo que me da fuerza de día y, sobre todo, de noche. La esperanza de que, aunque te hayas ido de mi vista, no será la última vez que pueda contemplarte.

The guardian



- ¿Cuando hemos envejecido?
- Yo siempre he sido vieja Ben, y ¿sabes qué?, no me importa. Los músculos me duelen porque los he utilizado, ahora me cuesta subir esas escaleras porque he subido todas las noches para tenderme junto al hombre que me amaba, tengo unas cuantas arrugas si, pero he visto miles de cielos y días soleados, si. Yo soy y me siento asi porque he bebido y fumado, vivido y cantado, sudado, amado, bailado y hecho el amor tanto que he tenido una vida estupenda, en serio.
Envejecer no es malo Ben.
Envejecer, es un premio.

The Holiday


 
Lo que intento decirte es que entiendo lo que es sentirse el ser más pequeño, insignificante y patético de la humanidad y lo que es sentir dolor en partes del cuerpo que ni siquiera sabías que tenías. Y da igual cuántas veces te cambies de peinado, o a cuántos gimnasios te apuntes, o cuántos vasos de Chardonnay te tomes con las amigas, porque sigues acostándote todas las noches repasando todos los detalles y preguntándote qué hiciste mal o qué pudiste malinterpretar. Y cómo puñetas en ese breve instante pudiste pensar que eras tan feliz. A veces incluso logras convencerte de que él verá la luz y se presentará en tu puerta. Y después de todo eso y aunque esa situación dure mucho tiempo, vas a un lugar nuevo y conoces a gente que te hace recuperar tu amor propio. Y vas recomponiendo tu alma pedazo a pedazo, y toda esa época difusa, esos años de tu vida que has malgastado, empiezan por fin a desvanecerse.


Desde niños nos inculcan muchos valores, un dios, educación, miedos. Pero también historias. Historias de príncipes y princesas, de amores prohibidos, amores imposibles, y siempre verdaderos y puros.Y conforme vas haciéndote grande, creas en tu imaginación el prototipo de tus sueños, pero ese patrón es únicamente producto de lo que un día te enseñaron, te infundieron.Sueñas con esa persona que com...partirá contigo las batallas de la vida, que te amará hasta el final de los tiempos. Alguien que hará de tu existencia una fantasía. Pero te estrellas con la realidad, eso, no existe.Puedes encontrar un amor incondicional, puro, eterno. Un amor que cruzará los límites de la realidad, que te hará la persona más feliz sobre la faz de la tierra. Pero no será el de tus sueños.Puestos a soñar, soñemos con la persona que se despertará temprano cada mañana ansiosa por escuchar tu voz, alguien que comparta contigo tus ilusiones, tus miedos y tus propósitos. Sé que puedo afirmar y sin equivocarme que el 89% de la población mundial quiere algo semejante.Alguien que te seque las lágrimas cuando nadie más puede consolarte. Que llegue cansado de trabajar y se acueste contigo en el sofá para escucharte, y contemplarte.Una persona que se desviva por ti, y que te anteponga a todo lo demás. Que te cuide, te proteja de aquello que pueda acontecer y te sostenga para no caer.Que te proporcione un amor inmenso, y llene tus días de felicidad. Alguien que no conozca lecho que no sea el vuestro.¿Me equivoco?, quizás. Yo soy una de esas personas, que buscó tiempo atrás, y abandonó su búsqueda. Piensas que algo así hoy por hoy, no existe. Pero sabía que si había una posibilidad, una, entre un millón, la encontraría. Porque no puedo vivir sin amor. ¿Inocente?, es posible. ¿Ingenua?, lo dudo.Existe. Sé que puede hallarse. Yo lo encontré. Por qué no tú.Adelante. No ceses tu búsqueda. Llegará, se paciente. El día menos esperado, tocará tu puerta, o tú la suya sin caer en la cuenta.Pero lo verás. Y cuando llegue, por Dios, aférrate a ese amor, y hazlo tuyo. Que nadie pueda robarte ese sentimiento. Porque es único.


Querida Catherine:
Te añoro, amor mío, como siempre, pero hoy es más difícil porque el mar me ha estado cantando, y la canción que canta es la de nuestra vida juntos. Casi puedo sentirte a mi lado mientras escribo esta carta, y huelo ese perfume de flores silvestres que siempre me recuerda a ti. Pero ahora estas cosas no me producen ningún placer. Tus visitas cada vez son menos frecuentes, y a vec...es siento como si la mejor parte de mi se estuviera escabullendo lentamente.
Pero de todos modos lo intento. Por la noche, cuando estoy solo, te llamo, y cuando más inmenso parece mi dolor, tú todavía encuentras la forma de volver hasta mí. Anoche, en mis sueños, te vi en el rompeolas cerca de Wrightsville Beach. El viento agitaba tu cabello, y la luz del sol poniente se reflejaba en tus ojos. Te veo apoyada en la barandilla y me sonrojo. Eres hermosa, pienso al verte, una visión que nunca encuentro en nadie más. Lentamente echo a andar hacia ti, y cuando por fin te vuelves hacia mí, veo que otros también te han estado observando. ¿La conoces?, me preguntan con susurros celosos, y tú me sonríes, y yo contesto sencillamente la verdad: Mejor que a mí mismo.
Cuando llego junto a ti me paro y te abrazo. Ese es el momento que más anhelo. Es lo que me mantiene vivo, y cuando tú me abrazas me entrego a ese momento, y vuelvo a encontrar la paz.
Levanto la mano y te acaricio la mejilla, y tú ladeas la cabeza y cierras los ojos. Mis manos son ásperas y tu piel es suave, y me pregunto si te apartarás, pero no lo haces, claro. Nunca lo has hecho, y en momentos como ése sé cuál es el sentido de mi vida.
Estoy aquí para amarte, para abrazarte, para protegerte. Estoy aquí para aprender de ti y para recibir tu amor a cambio. Estoy aquí porque no hay otro sitio donde estar.
Pero entonces, como siempre, empieza a formarse la niebla alrededor de nosotros, que seguimos abrazados. Es una niebla distante que surge del horizonte, y me doy cuenta de que a medida que se acerca empiezo a tener miedo. Se arrastra lentamente, envolviendo cuanto nos rodea, cercándonos como para impedirnos escapar. Lo cubre todo, como una nube rodante, cada vez más espesa, hasta que no queda nada salvo nosotros dos.
Noto que se me empieza a cerrar la garganta y que mis ojos se llenan de lágrimas porque sé que tienes que marcharte. La mirada que me diriges en ese momento me sobrecoge.
Siento tu tristeza y mi propia soledad, y el dolor de mi corazón, que se había quedado callado durante un rato, aumenta cuando me sueltas. Y luego extiendes los brazos y retrocedes hacia la niebla, porque ése es tu lugar, y no el mío. Quiero ir contigo, pero tu única respuesta es sacudir la cabeza porque ambos sabemos que eso es imposible.
Y te miro con el corazón desgarrado mientras tú te esfumas lentamente. Me esfuerzo por recordar cada instante de ese momento, por recordarte. Pero pronto, siempre demasiado pronto, tu imagen desaparece y la niebla retrocede hacia la lejanía, y yo me quedo solo en el rompeolas y no me importa que puedan pensar los demás cuando agacho la cabeza, y lloro, lloro, lloro.

Garret

Querida Catherine:
¿Dónde estás? Y ¿por qué nos hemos visto obligados a separarnos?, me pregunto sentado, solo, en esta casa a oscuras.
No sé la respuesta a estas preguntas, por mucho que intento comprenderlo. La razón es sencilla, pero mi mente me obliga a descartarla, y me paso el día atormentado por la ansiedad. Sin ti estoy perdido. No tengo alma, soy un vagabundo sin hogar, un pájaro solitari...o que vuela hacia ninguna parte. Soy todas esas cosas, y no soy nada. Esto, querida, es mi vida sin ti. Cómo me gustaría que volvieras a enseñarme a vivir.
Intento recordar cómo éramos antes, cuando estábamos en la ventosa cubierta del Happenstance. ¿Recuerdas cómo trabajábamos en él? Mientras lo reconstruíamos nos convertimos en parte del océano, porque ambos sabíamos que era el océano lo que nos había unido. En momentos como aquél yo entendía el significado de la verdadera felicidad. Por la noche, navegábamos sobre las aguas oscuras y yo veía cómo la luz de la luna resaltaba tu belleza. Te contemplaba con admiración y sabía que estaríamos juntos para siempre. ¿Pasa siempre lo mismo cuando dos personas están enamoradas? No lo sé, pero si mi vida desde que nos separamos es una indicación, entonces creo que sé las respuestas. A partir de ahora sé que estaré solo.
Pienso en ti, sueño contigo, te conjuro cuando más te necesito. Es lo único que puedo hacer, pero para mí no es suficiente. Nunca será suficiente, eso lo sé, y sin embargo ¿qué otra cosa puedo hacer? Si estuvieras conmigo tú me lo dirías, pero hasta eso me lo han robado- Tú siempre encontrabas las palabras adecuadas para aliviar mi dolor. Tú siempre sabías como consolarme.
Me pregunto si sabrás como se siento sin ti. Cuando sueño, me gusta pensar que lo sabes. Antes de que nos conociéramos, mi vida no tenía significado, no tenía objetivos. Sé que cada paso que di desde que aprendí a andar fue un paso hacia ti. Estábamos destinados a vivir juntos.
Pero ahora, a solas en mi casa, me he dado cuenta de que el destino puede producirte tanto dolor como felicidad, y me pregunto por qué de todas las personas del mundo de las que pude enamorarme, tuve que enamorarme de alguien a quien me arrebatarían.

Garret

 
Llega un día en el que te das cuenta de que en esa pareja sólo quedas tú, y que lo único que te ata a él es esa herida, y que haciéndola sangrar no mantienes vivo su recuerdo.

Quisiera ser un genio

Me gustaría ser un genio de la literatura y comenzar escribiendo " quisiera escribir los versos más tristes esta noche...” porque las palabras son la mayor arma para poder describir lo que siento por ti. Te amo. Soy una mujer enamorada de otra mujer, soy una persona perdida cuando no estás a su lado, soy una chica de ojos tristes cuando no siento tu cuerpo a mi lado por las noches, soy una bala pe...rdida en el horizonte cuando no pones freno a mis locuras diarias. Te amo.
Mi mayor crimen en esta vida, es amar a una mujer, muchas personas y en muchas partes del mundo me castigarían y me juzgarían por ello, en mi propio país, aunque podamos casarnos, se le llama hipocresía. Pero a pesar de todo, a pesar de no tener un euro, a pesar de no entrar en los canones estipulados como belleza femenina, a pesar de sufrir precariedad laboral, te amo y te amare siempre.
Tu eres la sonrisa que espero por las mañanas, la caricia que saca mi mal humor, el abrazo cuando estoy desconsolada, el placer infinito cuando estamos en la cama, el sueño cuando duermo, el futuro cuando no veo salida, el consuelo cuando lloro, la lagrima cuando estas triste. Tu eres todo lo que he esperado durante toda mi vida, tu eres ese amor que relataban en las películas y yo decía; " no existe", existe y es lo que siento cuando estoy contigo.
Llevo una coraza de frialdad y de dureza que solamente tú puedes desnudar y destrozar con cuatro palabras y una mirada, haces que tiemble cuando te veo desnuda y haces que me ría cuando pones cada de niña pequeña.
Me has enseñado a sentir y todos los días me muestras lo bello que puede ser el mundo, aunque en mi interior a veces lo vea todo negro y sin salida.
En el fondo me has enseñado a amar y por ello te adoro y te sigo, te respeto y te admiro.
Me has enseñado también ha hacer el amor, a dejarme llevar, y, aunque solo lo haga contigo, me has enseñado a mostrar mi verdadero yo, oculto debajo de mi gran muro de defensa.
Te preguntaras porque te escribo esta carta y porque lo pongo aquí.
Fácil, quiero pedirte perdón, por no demostrarte siempre todo lo que siento, sigo aprendiendo, espero quieras seguir siendo mi maestra.
Quizá esta carta no se asemeje ni medio átomo a lo que realmente lleva mi corazón.
No lo olvides, te amo.
A menudo tengo miedo a no ser lo suficientemente buena para ti, pero intento y lo seguiré intentando, día tras día, noche tras noche, para poder hacerte mí mejor regalo: mi corazón, porque nada más tengo para ofrecerte.

El tigre y la nieve

Señor, necesita esa glicerina,ya sé que lo sabe, pero si no la consigue, mi amor se morirá, y si se muere... para mi toda esta puesta en escena, el mundo que gira y gira, pueden desmontarlo y llevárselo. Pueden desclavarlo todo, enrollar el cielo y cargarlo en un camión, y luego pueden apagar esa luz preciosa del sol que me gusta tanto tanto... ¿sabe por qué me gusta tanto? Porque ella me gusta il...uminada por la luz del sol, tanto... Se lo pueden llevar todo... alfombras, las columnas, palacios, la arena, el viento, las ranas, el granizo, las siete de la tarde, mayo, junio, julio, la albahaca, las abejas, el mar, los calabacines... encuéntreme la glicerina... encuéntremela, encuéntremela...

He comprobado que casi todo lo que se ha escrito sobre el amor, es cierto.
Shakespeare dijo: el viaje termina con el encuentro de los enamorados.
Que idea mas extraordinaria! Personalmente nunca he experimentado algo ni remotamente parecido a eso, pero estoy convencida de que Shakespeare sí.
Supongo que pienso en el amor más de lo que debería, me admira constantemente tu abrumador poder de alterar... y definir nuestras vidas.
También fue Shakespeare quien dijo que el amor es ciego, pues bien estoy segura de que eso es verdad.
Para algunas personas, de forma inevitable, el amor se apaga. Para otras el amor sencillamente se va.
Y bien es cierto por supuesto que el amor también puede encontrarnos aunque sea solo por una noche.
Sin embargo existe otra clase de amor, el mas cruel. Aquel que prácticamente mata a sus victimas. Se llama, amor no correspondido.
Y en ese apartado soy una experta.
La mayoría de historias de amor hablan de personas que se enamoran entre sí, pero qué pasa con los demás, quién cuenta nuestra historia.
- ¿Que, qué es lo que yo creo?
Que te has convertido en algo que desconozco, que no comprendo. ¿Un amor irracional?, quizás, ya no lo sé.
Así que como no quiero esperar a que decidas dejarme, o aún peor, a descubrir que nunca he sido más de lo que tú misma llegas a ser para ti. Te ahorro los 12 meses siguientes de sufrimiento si es que esto te lleva a sufrir, y me largo por donde llegué. Nos ahorro una retahíla de llantos, dolor y discusiones. Y le pido a Dios que no sea firme contigo y no te arrepientas del tiempo que has perdido, ni te tortures por ello. Es más, le pido que recompense tu piedad al hacerme daño, pero por favor, te lo suplico, no sigas rompiéndo este corazón que tanto te ha querido, que tanto te ha dado, porque niña, llegará un momento en que los añicos serán tan pequeños que no pasarán por el ojo de una aguja…



Ese momento cuando besas a alguien y desaparece todo lo que tienes alrededor y lo único que existe eres tu y esa persona. Y te das cuenta de que esa persona es la única a la que debes besar el resto de tu vida y sientes por un momento algo realmente asombroso y quieres reir y también llorar. Te inunda la felicidad de haberlo encontrado y te invade el temor de perderlo al mismo tiempo.

Miedo

Pánico al fuego. Miedo a las arañas, a las cucarachas y a los bichos en general. Terror a los murciélagos. Miedo a envejecer. Pánico a morir. Miedo ver como los de mi alrededor se hacen mayores. Miedo a pensar en lo infinito que es el universo. Miedo a querer. Miedo al compromiso. Miedo a amar y no ser correspondida con la misma intensidad. Miedo a los lugares con poco oxígeno. Miedo a dejarme lle...var más de la cuenta. Miedo a caer en el olvido de aquellos que de verdad me importan. Miedo a que no me reconozcan. Miedo a no reconocerme. Miedo a enfrentarme a la realidad. Miedo a volver a caer. Miedo a los malos hábitos. Miedo a sentir. Miedo a engordar. Miedo a pensar en el futuro. Miedo a lo que vedrá después. Miedo a no ser capaz de seguir. Miedo a las casas abandonadas. Miedo a los espíritus. Miedo a que el gas se quede abierto. Miedo a dormir y no despertar. Miedo a las matemáticas. Miedo a hacer daño. Miedo a que me lo hagan. Miedo a no cumplir con las espectativas. Miedo a olvidar la cara de los que se fueron. Miedo a no creer. Miedo a abandonar la inocencia. Miedo a ser libre. Miedo a defraudar. Miedo a no ser yo. Miedo a las enfermedades. Miedo a la sangre en abundancia. Miedo a los penitentes de negro. Miedo a las muñecas de porcelana. Miedo a Mamá cuando se pone sera. Miedo a ser una de las jóvenes que ocupan las páginas de sucesos. Miedo a equivocarme. Miedo a confiar. Miedo a no encontrar mi sitio. Miedo a bañarme en alta mar. Miedo a la distancia. Miedo al fin del mundo. Miedo a los terremotos y los tsunamis. Miedo a las guerras. Miedo a caer en la pobreza. Miedo pensar en los pobres y a creer que no puedo hacer nada. Miedo de mi. Miedo a las pesadillas. Miedo a los accidentes de tráfico. Miedo a una mala decisión. Miedo a ser feliz. Miedo a vivir atormentada y muerta de miedo.

¿A qué tienes miedo tú?.


Nuestro amor hermafrodita y gasterópodo será envidiado, Ramiro, que te lo digo yo. Dormiremos bajo el arco iris en cualquier hoja de lechuga, refrescando nuestros sudores pasionales con las últimas gotas de la lluvia, después de habernos babeado las caracolas con la más ardiente pasión. Pasearé derramando toneladas de babas que tú besarás a mi paso y nuestros ojitos se entrelazarán en un baile ralentizado que sacudirá de celos todo el reino animal. Nos filmarán en nuestra cítrica casa de verano para el Nathional Geographic y revelaremos nuestro porte por todas las pantallas televisivas del mundo como muestra del grandísimo poder de los instintos. Ay Ramiro, vida mía, me corro sólo de pensarlo.

La amante inoportuna



-¿Sabes que han pasado casi dos años y todavía siento algo por ti?
-No te creo. Eso es imposible, estoy seguro.
-Pareces tener todas las respuestas, ¿no te has parado a pensar en que pudieras estar equivocado? Es que me parece tan difícil sentir esto yo sola… Me duele pensar que no lo sabes, cuando es preciso.
-Yo nunca me equivoco, deberías saberlo. Tú mejor que nadie conoces el alcance de mi virtud.
-Sí, pero no me vas a convencer. ¿Sabes? Hay personas que se enamoran y lo hacen para siempre. Que después de un amor grande, grande, conocen otros, aunque guardan rescoldos que no terminan de extinguirse. Que podrían volver a encenderse.
-Eso no parece muy práctico. Y además le resta validez y frescura a los que vienen detrás.
-Tú lo que tienes que hacer es dejar de ser tan racional, permítetelo al menos una sola vez. Ponte la mano en el corazón y dime que no sientes nada por mí.
-No siento nada por ti.
-Entonces no hay nada más de qué hablar, ¿verdad?
-Podemos hablar de mil cosas, de lo que tú quieras.
-Ya, pero es que a mi lo que me interesa que me digas es que me quieres, o no, lo único que espero es que me abraces y punto, que yo sienta. Que te note entre los brazos. Que vuelva. Es que lo necesito. Mira, mejor me voy.
-Entonces, adiós.
-¡Por favor! ¿Serías capaz de dejarme ir así? ¿Tú no te das cuenta de que me voy con la seguridad de que no me quieres y que a pesar de haberte confesado que yo sí, no tienes reparos en despedirme sin despeinarte? Tengo la sensación de enfrentarme a un muro de piedra, ¿eres de piedra? Déjame que toque, no. No lo eres. ¿Pero es que no me has querido nunca?
-Qué absurda te llegas a poner. Haz el favor de componerte y dejar de hacer el ridículo.
-Bien.
-Bien.
-Pero déjame decirte que…
-¡No, basta ya! ¡Déjame en paz! Anda, vete ya, que te estás poniendo melodramática y me colocas en una situación muy comprometida. No te soporto.
-¡…!
-¿Ves? Esto es lo que nunca te he podido perdonar. Quieres ahondar, quieres contagiarme con tus ganas de amar, quieres que todo sea como tú quieres, quieres, no, necesitas -tú lo has dicho- que te quiera, y yo no puedo quererte. ¿Entiendes? No puedo quererte.
-No necesitas ser tan explícito.
-Sí, sí necesito -tu verbo favorito, “necesitar”- serlo, querida. Sabes que no puedo pero no tienes inconveniente en seguir con tus pretensiones. Es que es increíble. Parece que llevas una venda en los ojos, es incomprensible tu falta de…
-Creo que ya es suficiente.
-Sí, lo es.
-Lo mejor será que no volvamos a vernos.
-Sí, será lo mejor.
-Pues entonces esta será la última vez que nos veamos.
-Como tú digas.
-No, como yo diga, no. Este es el fin porque no hay otro camino. Mírame, anda.
-No entiendes nada. De esto ya hemos hablado otras veces. ¿Qué quieres conseguir?
-Mirarte. Mírame.
-Vale, te miro.
-De frente.
-De frente, no tengo inconveniente.
-Que no te entiendo, dices. Siéntate, que no puedes irte sin que te diga cuatro cosas.
-Desahógate si es lo que quieres, pero cuando termines, cojo la puerta y desaparezco. Es preciso.
-Así será.
-Adelante entonces.
-No creas que no te entiendo, porque no es cierto. Te entiendo a la perfección, pero hay una gran diferencia entre entender, y aceptar. Entiendo que sintieras un vacío, que quisieras medir tus fuerzas; entiendo que buscándote, me encontraras y entiendo que no pudieras controlarte porque también yo te lo puse fácil. Pero no acepto que te fueras, aunque me veas así, puesta de limpio y tranquila, no acepto, no. Entiendo que una vez te tiraste de cabeza a la piscina perdieras de vista el flotador y te hundieras más de la cuenta, que quisiste controlar la situación pero se te fue de las manos, entiendo que pensaste que también para mí era un juego, que quisieras irte porque hay cosas que aún deseándolas, no son posibles. Lo que no puedo entender es cómo tuviste el valor de hacerme daño, a mí, que te quería tanto, y todavía puedas ponerte los pantalones por los pies. Debes sentirte muy mal contigo mismo, si algo te conozco, lo sé, lo tuyo es insufrible. Debes estar maldiciendo el momento en que me conociste, el ovillo que día tras día te enredaba a mí y la hebra que suelta, no señalaba a ninguna parte. Seguramente debes estar avergonzado, y no es para menos, porque dejaste llegar la situación demasiado lejos. Ahora tienes dos penas, haberme conocido y haberme abandonado. Te está bien empleado, pero te entiendo. Lo que no acepto es que me hicieras daño para salvarte, había mil formas de salir de aquello sin herirme, lo sabes, no eres idiota, pero preferiste el camino más lento y sangrante, no ahorrándome un solo segundo de tristeza y dejándome secos el llanto y la garganta de llamarte. No voy a largarte ningún sermón sobre tu incapacidad de amar porque sabes hacerlo y no te haría justicia, yo te amé con todo mi corazón y estoy segura que tú también a mí, al menos de vez en cuando. Tampoco yo quería más, ahí te equivocaste. Confundir cantidad con calidad es un error que no suelo cometer, y antes de elegirte a tiempo completo, preferí llevarme de lo bueno lo mejor, a tiempo parcial. Ahora, que el precio que me hiciste pagar y el asiento de primera fila desde el que me viste llorar, debería alguien cobrártelo. A los hombres se les reconoce porque hacen frente a sus errores, y al resto, por todo lo contrario. A ti te gustó demasiado el asiento delantero de esa furgoneta loca donde tú conducías y yo daba bandazos en la parte trasera, de un lado a otro en cada curva, golpeándome con saña. No creas que lo que quiero es perdonarte porque te haya entendido, que no es eso. Lo único que quiero que sepas es que te he querido de forma demasiado pura, como no merecías. Venías y ni tú mismo sabías el bien que te hacías, por eso te hundías cada vez más, inconsciente, encontrándome, amándome. Lo recuerdo y bien que me pesa, porque yo también te maldigo muy a menudo. Y ahora me tragaré todo esto y tú volverás a tu casa, con tu familia, que es donde tienes que estar. Y yo volveré a alejarme, porque así está de Dios que pase.
-¿Has terminado?
-He terminado.
-Pues ahora me toca a mí. Yo también tengo cosas que no puedo decirte. ¿Crees que es fácil para mí? ¿Qué te olvidé como el que olvida un paquete de tabaco en la barra del bar?
-Entonces, no estoy equivocada. Tú también lo sientes.
-Ya estarás más tranquila…
-No, no es tranquilidad lo que siento. Lo que siento es que me ahogo.
-Ya tienes lo que querías, y ahora te ahogas. Me pides que sea irracional, que olvide todo cuanto me ata, que me entregue a ti, que cumpla contigo, con lo que sientes, que me abandone. Pero…te ahogas.
-Déjalo, déjalo estar como está.
-No, ahora vas a tener que oírlo todo. Eres muy egoísta, nunca te has conformado con la realidad. Ahora no te detendrás, no te basta con saberlo, ahora querrás más. Me querrás a mí. Y aunque ya lo hemos hablado y dices entenderlo, no te das por vencida. Mírate, ¿ves? Deberías ver lo que yo veo.
-Hay gente que se vuelve loca con mucho menos. Me parece increíble que te diga que te quiero y el resultado sea toda una retahíla de reproches. Esto solo se te puede ocurrir a ti. Comprendo, no me molesta repetirlo, que no puedas corresponderme, pero me niego a irme si me vas a seguir mirando con esa cara de…
-¿De qué? Dilo.
-De cabrón.
-Estupendo. Mira, vamos a dejar el tema porque no conduce a nada. Me temo que lo único que podemos hacer es dejar de dramatizar y volver cada uno a su casa. Por muchas palabras que ahora malgastemos, lo único que vamos a conseguir es sacarnos de quicio. Las cosas están como están, yo, casado, tú, no. Y eso es algo que no vamos a alterar discutiendo. Personalmente no estoy por la labor de aclarártelo otra vez, ni de seguir faltando a mi familia, que no se lo merece, solo por complacerte, y mucho menos por complacerme a mí mismo. No tengo ningún derecho.
-¿Harás el favor de meterte tus explicaciones por donde te quepan? ¿Pero es que me has tomado por imbécil? ¿Qué palabra de todas cuantas me dices, crees que no comprendo? ¿He dicho o hecho algo malo para que me hables así? Me sienta como un tiro que intentes ponerte por encima de mí para explicarme todo lo que siento. ¡Eh! Que yo he estado aquí, que lo he visto todo. Ahora no vengas a ponerme al día. Siento lo que tú sientes, y lo que me parece de locos es que estemos haciendo de esto una discusión. He llorado tanto que creí partirme viva, y no ha habido una sola noche en que no maldijera tu nombre. Pero…
-Ya estamos con los peros. ¡Valiente amor el que se maldice todas las noches!
-Bueno, si quieres lo dejamos tal cual.
-No, termina. Todavía tengo unos minutos.
-Muy bien, pon en marcha el cronómetro y que empiece la cuenta atrás. Sácame más de quicio, que aún hay grados que subir. Lo que digo es que creo que no sientes nada por mí, cuando la gente se quiere, no sé, cuando la gente se quiere y tiene sentimientos, normalmente esta situación produciría un dolor que no permitiría ni hablar, imagino que hasta angustia. Una encerrona como esta deberíamos llevarla de otro modo, ¿no?
-No lo sé, nunca me había pasado antes algo así, y no tengo experiencia. Me pides unas cosas…
-¿Me pides unas cosas, dices? Esa frase tampoco es propia de esta situación.
-¿Y qué crees tú que debería estar diciendo? No se puede estar soltando rollos sensibleros cada cinco segundos, querida, tú lo sabes. Y además, yo no soy de esos a los que les gusta tirarse al ruedo del romanticismo.
-Sí, algo sé.
-Pues eso.
-Vale.
-Vale.
-Así que es cierto, llevas todo este tiempo callado y no has tenido el valor de buscarme para decírmelo, a pesar de intuir que yo sentía lo mismo. No sabes las veces que esperé una señal, un sí, te quise tantísimo, como a ninguna. Y nada más. Si es que nunca te he pedido nada.
-Y dale… Mira, mejor me marcho.
-Vete, vete. Que ya estoy empezando a ver las cosas claras.
-¿Ah, sí? ¿Cómo qué?
-Pues todo, ahora lo veo todo con claridad.
-Genial.
-Genial, sí. Es liberador.
-No sé si quiero preguntar, pero… ¿tú me has querido alguna vez o solo te gusta fingir que me quieres para amargarte y amargarme la vida? Me pregunto si me he visto arrastrado por tu teatrillo. Te aprovechaste de un hombre casado para poner a prueba tu ego, tu capacidad. Me culpas a mí de todo, no te importar cargar sobre mis hombros todo el daño. Pues hazlo, yo ya estoy acostumbrado.
-No, perdona, pero el que probaba su ego eras tú, el que ya estaba atado y fuera de servicio. Yo solo pasaba por aquí cuando se te ocurrió que podría enamorarme de ti perdidamente, para siempre. Que podrías sembrar en mí algo irreparable, que me sacaría de mis casillas y me volvería tarambana. Algo grande, grande. Algo que por supuesto, a ti no te perjudicaría en nada, ya que después de satisfechas las dudas, tendrías casa y cama caliente con tu mujer, y una señora enamorada allende las puertas de tu hogar que jamás la golpearía para echarte nada en cara. Y así, soñarías todas las noches con su amor imposible, ella con el tuyo, y viviríais como dos idiotas ajenos a todo lo que bajo este sol es cuerdo y lógico.
-Que te crees tú eso, a ella -te lo he dicho siempre- la quiero tanto como el primer día. Lo tuyo ha sido siempre al margen y en nada quebrantaba mi matrimonio. La quiero de una forma diferente.
-No se puede querer a dos personas a la vez, no hay peor ciego que el que no quiere ver. En todo caso, se puede desear y amar a personas distintas. Has confundido el amor con el deseo, ahora lo comprendo todo mucho mejor. Encaja perfectamente. Ya estoy harta de confusiones, de toparme contigo para que distorsiones lo que siento, lo que solo yo y mi almohada sabemos que siento, lo que el techo de mi habitación sabe, lo que yo sabía iba a pasar. Que vendrías, jugarías y te irías, pero no me importó entonces y ahora lo estoy pagando. Poco me importa, lo confieso, habértelo dado todo si con ello te he hecho feliz, me enorgullece. Pero canalla, lo que no te puedo perdonar es este muro de piedras, el de cuando me dejaste, todos los que levantas para no darme explicaciones reales y precisas, para no dártelas a ti mismo, para no tener que enfrentarte a lo que eres. Tú sabrás si me has querido o no, yo tengo muy claro lo que siento y lo que sentí. Siento mucho que no tengas la humanidad para despedirte de mí como alguien a quien has querido. No te conozco. Adiós.
-Así todo es mucho más sencillo, gracias por facilitarme las cosas.
-Te odio.
-Este sí es el fin. Adiós.

(…)


 

- Te alejas orgullosa, mírate. Te quiero, ya no lo oirás. ¡Te quiero! Si pudieras siquiera una vez asomarte y ver la cicatriz que has dejado lo comprenderías todo, pero no debes verla, no, debes mantenerte lejos de la herida o la volverás a abrir. Esto es un desastre, no ha resultado nada fácil alejarte de mí, no sabes las noches que hubiera tomado el coche y conducido hacia ti. Cómo he extrañado no encontrar pelos tuyos en mi americana o rastros de tu perfume en cualquier lado. Cómo me ha dolido estar a este lado de ti, de tus cosas, de todo cuanto antes me daba la vida. Sé que te amo, lo sé pero te veo ahí, quieta, queriéndome, como nadie lo hace salvo tú, y quisiera poder abrazarte y decirte que todo está bien y que… quisiera tener libertad para decirte que te necesito, que lloro como un niño frente a tu recuerdo y que tu perturbadora presencia altera cada minuto de mi realidad. Me gustaría poder acercarme a tu oído y susurrarte tonterías de enamorados, me gustaría poder hacerlo sin pesares, buscando en tus reacciones las mías, en tu mirada la mía, en tu alegría, la mía. Correría hacia ti pequeña, porque eres mi debilidad, porque quiero protegerte y llevarte siempre conmigo, porque quiero recostarme en tu vientre y dejar que vuelvas a pasar tus manos por mi cabello, aliviando, mimando, mimosa. Porque visto por tus ojos todo es mucho más fácil y más hermoso, porque chiquilla, tú tienes un don que me equilibra. Y no puedo darte nada de todo eso. Nada. El corazón me lo retuerzo y no me importa. Lo siento. Es por tu bien. A veces no basta con desearlo.
No inventes, ni robes, ni engañes, ni bebas. Pero si has de inventar, inventa un mundo mejor; si has de robar procura que sea un corazón; si has de engañar, engaña a la muerte; y si has de beber, bébete los momentos de felicidad inolvidable.
Nunca sabes cuando va a ser el dia más importante de tu vida, los dias que crees que serán importantes nunca son como los imaginas en tu cabeza, los dias normales que empiezan igual que otro cualquiera, son al final los más importantes. Nunca sabes que el dia más importante de tu vida es el más importante, hasta que lo vives, no reconoces el día más importante de tu vida hasta que estás dentro de él. El día que te entregas a algo o a alguien, el dia que te rompen el corazón, el día que conoces a tu alma gemela, el dia que te das cuenta de que no hay casi tiempo porque quieres vivir para siempre... esos son los dias más perfectos.
¿Lo has dicho?, "te quiero", "no quiero vivir sin tí", "has cambiado mi vida"... ¿lo has dicho?. Haz un plan, márcate un objetivo, intenta lograrlo... pero de vez en cuando, mira a tu alrededor, vive a fondo, porque esta es tu vida y quizá mañana, se acabe.
Llegamos al mundo solos y lo dejamos solos, y el resto del tiempo lo pasamos buscando un poco de compañía. Necesitamos ayuda, necesitamos apoyo, sino nos quedamos solos, como extraños, apartados los unos de los otros y nos olvidamos de lo conectados que estamos. Así que, elegimos el amor, elegimos la vida, y por un momento, nos sentimos un poco menos solos.
- ¿Por qué cree usted que dos personas se casan?
- ¿Pasión?
- Mmmm … no
- Interesante, te imaginaba una mujer romántica. ¿Por qué si no?
- Porque necesitamos testigos de nuestra vida. Hay millones de personas en el planeta, ¿qué importa en realidad una simple vida? Pero en un matrimonio lo que prometes es que te preocuparas de todo; de lo bueno, de lo malo, de lo terrible, de lo trivial… Todos los días y en todo momento. Lo que dices es: “Tu vida no pasará desapercibida porque yo me fijaré en ella, tu vida no pasará inadvertida, porque yo me convertiré en tu testigo.”
- Señora Clark, yo tenía razón, es una romántica.