jueves, 23 de abril de 2009

 

 

El anillo de bodas es el signo exterior y visible del vínculo de dos corazones que se aman. Pero el anillo esconde una promesa y lo vamos a entender.
Sabemos que es circular, y ¿por qué?. Pues porque el circulo es eterno. No tiene ni principio ni fin. Es el símbolo de lo perfecto y duradero.
Cuando os habéis puesto los anillos, os habéis propuesto un desafío: “Construir una relación duradera con vistas a un por siempre y para enfrentar este reto debéis vivir con ilusión y esperanza.
Tenéis ese reto de ser felices y Dios quiere que lo seáis.
Pero el anillo también conlleva una promesa. Prometéis que tendréis una relación de amistad, de respeto y de igualdad.
Esto es como una pequeña empresa que va a construir un matrimonio solido.
Desafío y promesa no pueden ir solos. Tiene que haber un amor incondicional, puro en su sencillez e infranqueable.
Y por ello lo habéis hecho público. No solo lo hacéis ante vosotros sino también ante el creador del matrimonio, que fue Dios.
Ya sabéis que a partir de ahora sois socios a partes iguales y a iguale responsabilidad.
Por ello, debéis hablaros sin corta prisas, con respeto, paciencia, cariño y confianza.
Sabiéndoos distintos, pero con un fin común; ser felices.
Estáis construyendo un castillo que debéis defender, ya que aquí no hay princesa y caballero, en este momento, ambos estáis en igualdad y debéis luchar por proteger esta unión tan grande que habéis forjado.
Así pues, os deseo una vida envidiable y tanto amor como día a día os podáis profesar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario